Explicó que los colmados, las iglesias protestantes y las motocicletas son los que mayor ruido producen en la ciudad. Además, dijo que cuando el sonido sobrepasa los niveles que establecen la norma, se deteriora el sistema de salud de las personas.
“Mucha gente sufre el corazón y no sabe que eso tiene que ver con el medio en el cual está inmerso o el nivel de atención en la escolaridad o en nivel de concentración, todo eso lo produce el ruido”, precisó.
Resaltó que cuando ocupaba el cargo de regidor realizó un estudio, donde midió con un decibelímetro el nivel de ruido de 80 colmados e iglesias protestantes en el Distrito Nacional y el resaltado fue: Circunscripción uno, 90 decibeles; Circunscripción dos, 87 decibeles; y Circunscripción tres, 130 decibeles.
Asimismo, Julián Roa, indicó que en el país existen las normas y regulaciones contra la contaminación acústica, pero ni los inspectores del Ministerio de Medio Ambiente ni los agentes de la Policía Nacional saben aplicar adecuadamente la ley en este sentido.
Sostuvo que la mejor forma para combatir el ruido molestoso es que las sanciones sean económicas contra quienes violan la ley y que cada supervisor esté con un decibelímetro para medir y levantar su acta sancionadora.